Fotografía tomada de la Alcaldía de Sumapaz.

Sumapaz ha estado en medio del debate a causa del presunto regreso de grupos armados al territorio.

En Capital hablamos con los sumapaseños, conociendo de cerca lo que vivieron sus habitantes durante el conflicto armado y cómo ahora respiran la paz de sus tierras.

Aproximadamente 178.000 hectáreas tiene la localidad número 20 de Bogotá. La generosidad de sus habitantes es evidenciable, describiendo las tierras y el clima como algo más que un terreno de desarrollo agropecuario.  

Para algunos, transitar por los caminos de Sumapaz no era tan sencillo, la presencia de grupos armados era el impedimento.

"Aquí a nivel territorio se evidenciaban combates, se tenía tema de bombardeos, tema de que había ese conflicto entre el Estado y en ese entonces la guerrilla de las FARC", narra Auder Molina, líder social y agricultor de Sumapaz.

Según el testimonio de Jenny García, habitante de Sumapaz, se escuchaban tiroteos de todas partes. En las casas pasaba el Ejército preguntando por la guerrilla, luego pasaba la guerrilla preguntando si había visto al Ejército, por lo que debían adoptar un rol neutro.

La conexión de Sumapaz con Cundinamarca, Tolima, Huila, Meta y 28 veredas, la hicieron un sitio apetecido por las FARC en los 90´s.

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“En varias zonas hubo lo que nosotros llamamos “Frentes Paramunos”, porque ese era el corredor estratégico de las FARC. Pero también la instalación allí, de la Base de las Águilas y todo ese despliegue militar, implicaba acontecimientos de confrontación muy fuertes”, comenta Isabela Sanroque, reinsertada del Bloque Jorge Briceño de las Farc.

Según los habitantes de Sumapaz, el reclutamiento forzado y con falsas promesas también era constante.

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"La tristeza que de pronto siente una madre que se lleven a su hijo, un hermano, un primo, un familiar o un vecino, eso es sentir que se pierde. Se pierde esa persona porque personalmente ya no va a ser la misma", aduce el líder social, Auder Molina.

Aunque en 2001 el Ejército fundó el Batallón de Alta Montaña en el municipio de Cabrera, los conflictos no cesaron. Así lo relata Auder Molina que, con 38 años, ha podido evidenciar, desde una labor comunitaria, hechos que se han llevado a más de un amigo.

“Son héroes invisibles porque ayudan en el camino a hacer labores agrícolas y a organizar la comunidad para gestionar. Que esa persona de la noche a la mañana la mate el conflicto, eso marca a la misma comunidad", argumenta Auder Molina.

Entre 2008 y 2009, 3 ediles fueron asesinados en Sumapaz a manos del Frente 53 de las FARC. En 2016 el Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las FARC generó para los sumapaseños un entorno de tranquilidad, 12 años después volvió la violencia, pues tres campesinos más fueron asesinados hace unos días.

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