El gremio de los tatuadores afronta un gran desafío en el proceso de recuperación de sus actividades, pues debe cumplir con los estrictos protocolos de bioseguridad que hoy exige la nueva realidad.

Hay trabajos en los que es necesaria la proximidad con el cliente y este es el caso de los cientos de estudios de tatuajes que están tratando de reactivarse.

Es un servicio que antes de la pandemia debía cumplir con normas sanitarias particulares. Ahora tanto el tatuador como el cliente deben asegurarse de mantener protocolos que eviten el contagio del coronavirus.

Para garantizar un trabajo sin riesgos han cambiado la forma de atender a los clientes que se acercan al estudio para hacerse algún tatuaje.

Guantes, mascarilla, traje de bioseguridad y escudo facial son parte de la nueva indumentaria para ofrecer estos servicios bajo las condiciones actuales.

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