La capital del país es una ciudad con una gran oferta turística y cultural. Sin embargo, algunos lugares de Bogotá llaman la atención de los curiosos no solo por su belleza o aportes, sino por los enigmas que envuelven sus historias.
A través de los años y gracias a la ayuda de las redes sociales, muchas de estas locaciones y relatos se han hecho cada vez más populares, atrayendo a los amantes de lo paranormal, quienes buscan vivir sus propias experiencias.
“Bogotá es una ciudad muy paranormal. Desde el Aeropuerto el Dorado, el Centro, Guaimaral y los alrededores tienen historias impresionantes de este tipo de fenómenos; hasta El Señor Caído tiene una leyenda urbana. Bogotá es paranormal en todos los sentidos posibles, desde el fenómeno ovni, pasando por fantasmas, demonios, exorcismos, la religión”, explicó Juan Pablo Laguna, productor
del Cartel de La Mega.
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Estos relatos se encuentran hasta en los sitios más cotidianos como el transporte público. Ya que existen varias creepypastas o historias que se viralizan en internet acerca del TransMilenio. A continuación te contamos algunas.
El TransMilenio fantasma
Este es el mito de la ruta G66, la cual, según cuenta la historia, tiene un último servicio en varios sectores de la ciudad y va hacia el Portal Sur. Quienes la han visto aseguran que suele aparecer ocasionalmente, sin explicación, alguna para pasajeros nocturnos, no obstante, quienes toman esta ruta no vuelven a ser vistos nunca.
“Esto es leyenda urbana. Cuentan que dos amigos se encontraban en el centro de Bogotá, pero al momento de irse uno de ellos decide tomar un Taxi y el otro TransMilenio. Este último hombre se montó en el último servicio del sistema y nunca más se supo de él. Esta historia es narrada en internet y tiene un montón de versiones y formatos”, relató Juan Pablo Laguna, productor del Cartel de La Mega.
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Ni siquiera lugares concurridos y que evocan al arte y la alegría están exentos de este tipo de sucesos.
El fantasma del Teatro Jorge Eliecer Gaitán
Este teatro, construido desde 1938, es distinguido por su carácter arquitectónico, por ser uno de los escenarios públicos de mayor aforo de la ciudad. Además, aloja entre sus muros, sillas y telones la historia social, política y cultural de Bogotá. Sin embargo, también aguarda hechos inexplicables.
“En un tiempo, empezó a escucharse que en la platea un hombre cavaba, se sentía el sonido del esfuerzo por mover la pica. La presencia ha estado ahí todo el tiempo, es un señor muy grande, alguien que murió cuando se construyó el teatro y se quedó allí. Pero no es solo él, cuando hay eventos de niños y se necesita el ciclorama, las sombras de los niños aparecen y se hacen sentir mucho, puesto que prenden y apagan las luces, mueven cosas e incluso asustan a los guardas en la noche”, comentó Sandra Vega, funcionaria del Teatro Jorge Elicer Gaitán.
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