Tras llegar a la Nunciatura Apostólica en Bogotá, el Papa llevó a cabo la primera oración en nuestro país, en la que invitó a la esperanza y la alegría y aseguró que “hasta el más pequeño puede ser un héroe”.

El avión de Alitalia con el Sumo Pontífice argentino y su comitiva aterrizó en la base aérea militar de Catam, donde fue recibido por el presidente Juan Manuel Santos y su esposa.

Emanuel, hijo de Clara Rojas, exsecuestrada de las Farc, le regaló una paloma blanca en porcelana a Francisco, quien después saludó a niños que lo esperaban y a miembros del gabinete de Santos.

El Papa observó sonriente un baile folclórico, estrechó la mano a policías y militares que quedaron en silla de ruedas por el conflicto armado de más de 50 años, y luego abordó un papamóvil para ir a la Nunciatura Apostólica por una autopista en donde miles de personas eufóricas recibieron sus bendiciones.

La primera visita papal en 31 años a Colombia se produce en momentos en que el Gobierno y las FARC implementan el pacto firmado el año pasado para terminar un enfrentamiento que dejó al menos 220.000 muertos y más de seis millones de desplazados.

Pero un amplio sector de la sociedad se niega a integrar a las FARC a la vida civil, mientras el Gobierno avanza en otra negociación con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que de tener éxito llevaría al país a una paz más sustentable.

"Sigan adelante así, no se dejen vencer, no se dejen engañar, no pierdan la alegría, no pierdan la esperanza, no pierdan la sonrisa", dijo el Sumo Pontífice en la puerta de la Nunciatura, donde calificó de héroes a los jóvenes que lo esperaban en medio de cantos y bailes con regalos.

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