Desde 1988, Mi Españolita, emprendimiento de postres, deleita a los capitalinos con su sabor especial a los habitantes de localidad Engativá.
“Es un legado que dejó mi señor padre, que desde los 12 años buscó oportunidades de trabajo inició en la panadería. Trabajó en diferentes ciudades del país este oficio, y pues ahí, fue donde aprendió. Él fue pastelero empírico. Todas sus fórmulas han sido hechas por él”, contó Harvey Ramos, pastelero de Mi Españolita.
Ramos heredó la tradición que inició cuando asistía al colegio.
“Me di cuenta que aparte de ser nuestro sustento, le cogí el amor precisamente a diseñar cosas bonitas, a diseñar otras cosas que normalmente en ese tiempo no se veía. Darle un poco de ingenio a eso. Digo yo que construyo tortas”, expresó Ramos.
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Entre los postres más vendidos está la milhoja, el brazo de reina y el tradicional ponqué de vino artesanal.
Vecinos de otras localidades vienen hasta su establecimiento a llevar de sus delicias. Amplía la información a través de Capital en línea.
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