En la tierra que fue sagrada para las tribus que ocuparon una extensa región del centro del país, avanza un proyecto para construir el lugar de avistamiento de aves más grande de Cundinamarca.
A 85 kilómetros de Bogotá y en un recorrido de 2 horas 30 minutos, se encuentra el cerro El Tabor en los límites Pulí y Beltrán del municipio de San Juan de Rioseco, región donde habitaba el pueblo amerindio Colombaimas de la Nación Panche, antes de la conquista española.
Consientes del legado indígena, de la protección de la naturaleza, habitantes como el líder ambientalista José David Oliveros resaltan la importancia de la riqueza natural de la región en la que las aves de Norteamérica pernoctan antes de seguir hacia Argentina.
"En cuanto a la flora podemos observar este tipo de plántula como jardín, parte del platanillo de las riquezas enormes del cerro El Tabor", dijo el líder ambientalista, José David Oliveros.
En el paraíso de las aves del Tabor y Magdalena, los visitantes podrán observar con las obras que se van a construir las siguientes especies:
- 143 especies de mamíferos.
- 37 especies protegidas por la Convención del Comercio Internacional de Especies amenazadas.
- 129 especies de reptiles y anfibios.
- 74 especies de peces.
"Senderos en piso duro, senderos elevados, pasos en puentes de madera en las diferentes vertientes intermitentes que existen para cruzar estos caminos, miradores, plazoletas, en donde podamos generar ambientes de descanso y las personas puedan interactuar con los campesinos", explicó Camilo Mogollón, alcalde de San Juan de Rioseco.
El reconocimiento por parte del Instituto BirdLife International, la mayor coalición de organizaciones de conservación del mundo que trabaja en 135 países, se vio luego de una extensa evaluación que evidencio el cumplimento de criterios como la presencia de especies endémicas y amenazadas.
Aquí el informe completo:
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