El 1 de mayo realmente no es una fiesta para celebrar, sino una conmemoración por la muerte de muchos trabajadores que lucharon por los derechos que hoy tenemos todos los demás trabajadores, o la mayoría. En realidad este no es un día para irse de playa o de paseo, sino de protestas y manifestaciones en todo el mundo, que ocurren a la vez, y que tiene su origen en la explosión que ocurrió en Chicago, en la fábrica Mc Cormic, y que cambió el mundo.

Corría el año 1886, y el reclamo de los trabajadores era poder dividir las 24 horas del día entre tres espacios: 8 horas para trabajar, 8 para descansar y 8 de ocio. En realidad, eso ni siquiera ahora ocurre así, porque ni se trabajan 8 horas solamente -habría que contar las horas que se toma para prepararse para ir al trabajo, para transportarse al trabajo y para volver a casa del trabajo y solo allí ya hay mucho más de 8 horas- ni se descansan 8 y mucho menos se tienen 8 de ocio.

Pero al fin y al cabo, en este tiempo lo usual era trabajar entre 12 y 18 horas. Así es que los trabajadores empezaron a protestar para ganar una de sus primeras batallas. Al principio fueron 80.000 personas las que se manifestaron, pero como si fuera viral, la protesta se convirtió en una huelga nacional que paralizó diferentes empresas importantes en Estados Unidos. Los trabajadores se habían dado cuenta de que tenían el poder y la fuerza y el control: el trabajo.

La Noble Order of the Knights of Labor, otra de las muchas organizaciones de trabajadores, consiguió que los empresarios cedieran ante la presión de las huelgas que se llevaban a cabo en todo el país. Andrew Johnson, que era el presidente de Estados Unidos en ese momento histórico, decretó la Ingersoll, que establecía por ley las ocho horas de trabajo diario. Pero los empresarios no estaban dispuestos a aceptar esta ley. Decían que con solo ocho horas de trabajo era como pagarles por no hacer nada a los obreros y que no iban a regalar los salarios.

Fue entonces cuando se fueron los trabajadores de todo Chicago a una huelga que justamente comenzó el 1 de mayo, con 80.000 personas convocadas y lideradas por Albert Pearsons.

Según los empresarios, los trabajadores agrupados por Pearsons, eran unos “indignantes e irrespetuosos” con “delirio de lunáticos poco patriotas”. El movimiento se fue corriendo por otras ciudades de Estados Unidos, algo como lo que ocurre actualmente cuando un tema se hace viral. Y así más de 400.000 obreros lograron paralizar el trabajo en 5.000 huelgas simultáneas. Los empresarios entonces empezaron a preocuparse; el Gobierno se vio en medio de una revolución anarquista. El poder de la paralización le dio al conflicto un tono histórico.

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Pero lo que ocurrió en la fábrica Mc Cormic en Chicago fue lo que le dio la vigencia que aún tiene este día. En esa fábrica ese 1 de mayo la policía les disparó a los trabajadores que se manifestaban afuera. Mataron a cientos de trabajadores; la batalla duró cuatro días, porque llegaban más manifestantes. Y el cuarto día una bomba explotó contra la policía, lo que se llamó luego “el atentado de Haymarket”.

20 días después fueron a juicio 31 obreros acusados de haber promovido la manifestación que terminó con la muerte de sus compañeros. Todos los trabajadores fueron condenados, dos de ellos a cadena perpetua, uno a 15 años de trabajos forzados y 5 a la muerte en la horca. Nunca hubo pruebas contra los acusados y su culpabilidad nunca pudo ser demostrada. Pero todas las sentencias fueron ejecutadas.

Para evitar que cada año se recuerden estos hechos y así no atizar a la población a manifestarse, algunos países como el propio Estados Unidos -desde donde irónicamente empezó todo- y Canadá celebran el Labor Day (Día del Trabajo) el primer lunes de septiembre; Nueva Zelanda, el cuarto lunes de octubre.

En Australia, cada estado federal decide la fecha de celebración: el primer lunes de octubre en el territorio de la capital australiana, Nueva Gales del Sur y Australia Meridional; el segundo lunes de marzo, en Victoria y Tasmania; el primer lunes de marzo, en Australia Occidental; y el 1º de mayo en Queensland y el Territorio del Norte.

Casi todos los países del resto del mundo sí lo conmemoran, y los trabajadores en la mayoría de ellos se vuelven a manifestar y salen a las calles de manera pacífica -casi siempre- a recordar a esos mártires que hicieron que hoy el trabajo se más digno y no esclavizante, y a exigir igualdad, dignidad y justicia en los trabajos.

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