Con el paso de los años, parte del verde intenso de los majestuosos cerros orientales de Bogotá se ha venido desapareciendo, entre otros factores, por la depredación de su fauna y flora.

El uso inadecuado del suelo, la invasión de terrenos, la ocupación de los afluentes hídricos, la minería y la disposición inadecuada de basuras están enfermando los cerros.

Por esta situación, actualmente la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca adelanta 178 procesos sancionatorios contra quienes ponen presuntamente en peligro el ecosistema de los cerros orientales. De estos procesos, el 59 % tiene que ver con afectaciones al suelo, como la disposición inadecuada de basuras y escombros.

La tala ilegal de árboles también deja su marca, por lo que la CAR adelanta 29 procesos relacionados con daños a la flora nativa y uso forestal no autorizado.

“Aquí se ha perdido un total de 3.000 a 4.000 árboles y especies nativas como los mortiños. Realmente nos están dañando todo el ecosistema de este territorio y nos preocupa”, añade Gabriel Márquez, veedor ciudadano de Usaquén.

Entre los procesos, también hay casos de apropiación ilegal de terrenos para construcción en zona de reserva, los casos más recientes están referidos a la construcción ilegal de mansiones en bagazal y el bloqueo de un sendero público.

Por invasión a la zona de reserva, la CAR ha abierto investigaciones a siete construcciones, una de ellas ya tiene orden de demolición, mientras que otras cuatro mansiones están selladas.

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