“Levanten las voces mujeres” es un canto que en medio de la noche atraviesa el umbral de la desesperanza, con un sonido tan diáfano que consuela hasta al más profundo de los afligidos.
Se trata de una producción del diario El Espectador, en el que 20 mujeres cantoras de Tumaco; familiares de personas desaparecidas en el marco del conflicto armado, unen sus voces para cantarle a los sepulcros que han dejado un hueco en los corazones de 82.998 personas. Cifra total de desaparecidos forzados entre los años 70´s y el 2015, según el Centro de Memoria Histórica.
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Este videoclip fue un trabajo en conjunto de El Espectador; con los periodistas Joseph Casañas en la dirección, Óscar Güesguán en la realización y Nicolás Achury en la edición; junto con el colectivo Orlando Fals Borda, quien motivó e hizo acompañamiento al grupo de cantoras durante todo el proceso.
La música estuvo a cargo de la agrupación Plu con Pla; un grupo musical de Tumaco que mezcla reggae, ska y otros géneros urbanos con instrumentos tradicionales como la marimba, el cununo y la tambora. Y la mezcla fue obra de Alexis Play, uno de los cantantes del tema “¿Quién los mató?”, en donde aparece Junior Jein.
“Si cantamos estamos reflejando el dolor, pero también cantar nos da esperanza. Es reposar el duelo para poder encontrar lo que siempre anhelas: La verdad”, dice Nury Cabezas, una de las integrantes del grupo.
El rodaje tuvo una duración de una semana, en la cual se grabó en Boca Grande, El Morro, la Casa de la Memoria y la Fundación Tumac (creada por Harold Tenorio, el líder de Plu con Pla); todas locaciones de Tumaco.
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La canción “Levanten las voces mujeres” expresa el profundo sentimiento de resistencia y resiliencia de las mujeres que conforman las asociaciones de familiares de desaparecidos de Tumaco, Luz de Esperanza y la Asociación de Familiares desaparecidos del Pacífico (Afadepac). Y que busca alzar la voz por aquellas personas que no la tienen.
“Queremos levantar las voces, a decir que aquí estamos, que no nos abandonen, que tenemos derecho a buscar a nuestros seres queridos, que tenemos derecho a encontrarlos y derecho a tener derechos”, prorrumpe Nurys Angulo, otra de las mujeres que integran el grupo de cantoras.
Esta canción y su videoclip es una metamorfosis de la acción de deidades africanas como Watoto, Changó, el panteón Yoruba o a una vieja tabaquera y tiene su origen en el respeto por la tradición.
Asimismo, da una lección de vida, de resistencia y de resiliencia, mediante el trámite de los sentimientos de dolor y angustia que han dejado el conflicto armado en el territorio y que se expresan con arrullos y alabaos, como ejercicios de sanación y de recuperación de la memoria histórica.
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