Padre de Cristian Camilo Hernández, víctima de abuso policial durante las protestas del 9 y 10 de septiembre.

Hace un año fue el asesinato de Javier Ordóñez en el CAI Villaluz. Como consecuencia de este hecho, se presentaron fuertes manifestaciones el 9 y 10 de septiembre. 13 jóvenes perdieron la vida en Bogotá y Soacha. Hoy, familiares de las víctimas y testigos denuncian intimidaciones y amenazas.

En la noche del 9 de septiembre, el pánico y caos alteraron el orden público en inmediaciones al CAI Verbenal.

Un año después, aún quedan los recuerdos de la fatídica noche que cobró en este barrio la vida de tres jóvenes, entre ellos Cristian Camilo Hernández.

“Nosotros nos vinimos corriendo a auxiliarlo, pero realmente no nos dejaron entrar. Los policías nos echaron la moto por encima, nos dispararon; mejor dicho, si uno hubiera querido entrar, hasta nos matan también”, sostuvo José Hernández.

El padre de Camilo lidera una lucha para encontrar justicia, pese a las intimidaciones de las que ha sido víctima.

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“Nos han hecho hostigamientos, nos han seguido en motos particulares vestidos de civil, me he sentido perseguido, pero ahí estamos y hay que seguir luchando”, manifestó el papá de Camilo.

Una de las víctimas, Cristian Camilo, de 26 años de edad, era domiciliario, perdió la vida cuando iba a entregar un último pedido, según relata su padre, quien aún recuerda los hechos como si hubiesen sucedido ayer.

Camilo, según testigos, fue uno de los inocentes que cayó en los disturbios y sufrió abuso de fuerza por parte de las autoridades.

Las intimidaciones no solo han sido para el padre de Camilo. La comunidad, en medio del miedo, relata que ha sido objeto de cuestionamientos de personas sin identificar.

“Cuando yo me di cuenta que el señor me quería sacar una información, porque tenía un celular ahí, me di cuenta de eso y después lo vi por allá dando vueltas y averiguando cosas (sic)”, dijo una testigo de los hechos del CAI Verbenal.

A pesar de las amenazas de las que ha sido víctima, el padre de Camilo manifiesta que vive hace más de 25 años en el barrio Verbenal, por lo que su plan no es salir de ahí.

En medio de la nostalgia y la lucha que lidera José por la muerte de su hijo, está la de ser abuelo y padre de las niñas que han quedado sin papá, por cuenta de la violencia de esa noche.

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“Mi hijo tenía dos hijas, una de dos añitos y una de ocho años, las cuales quedaron desamparadas, sin papá”, cuenta el papá de Camilo, José Hernández.

José pide justicia, manifiesta que solo eso podría ayudar a superar en cierto modo el dolor por la pérdida de su hijo. Mañana, 9 de septiembre, se hará una misa a la que asistirán familiares de víctimas y la alcaldesa mayor de Bogotá, Claudia López, para conmemorar la fecha.

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